Pues sí, doce. Doce kilos menos desde septiembre del año pasado, en que empecé con el plan de medicadiet. Así que ya estoy por debajo del umbral de la obesidad mala, la que da sustos cardíacos y diabetes, y ahora estoy en el umbral de la obesidad de estar por casa, la que molesta pero no mata.
Ya no voy a las consultas, por una cuestión de dinero exclusivamente, porque está claro que tener una visita con el nutricionista, aunque sea quincenal, te "obliga" más a cumplir, aparte de que el desembolso es importante para mí y eso también pesa a la hora de hacer que te merezca la pena.
En cualquier caso, yo he seguido a lo mío, ya por mi cuenta y riesgo. Y aunque pierdo peso con más lentitud, porque soy una vaga rematada y me cuesta Dios y ayuda levantarme del sofá y moverme, lo cierto es que sigo perdiendo peso, y no estoy cansada de comer bien. ¿Se puede una cansar de comer bien?
Mi gran suerte es que mis delirios culinarios son de lo más sano: mato a cualquiera por un plato de sushi variado, y eso tampoco es un grave problema en mi dieta, sólo tengo que compensar después un poquito los hidratos de carbono, y listos.
Yo no soy nutricionista, pero con lo que he aprendido en medicadiet estos tres meses, los consejos que van dando en su blog, y dándole continuidad al plan que me dieron, sospecho que estos doce kilos que he perdido no van a ser los últimos en despedirse de mí este año.
Y si me preguntáis si me ha merecido la pena, allá va: Sí, me ha merecido la pena, y ojalá hubiese conocido antes este plan y me hubiese ahorrado el tiempo, esfuerzo y dinero que invertí en dietas absurdas, pastillas, caldo de berenjenas y batidos venenosos.