Muchas gracias a las más de ochocientas personas que os pasáis por aquí a acompañarme en la trinchera en esta guerra particular contra los kilos.
¿Que cómo sigo? Pues bien, bastante bien, aunque podría haber bajado más peso si no me hubiese relajado tanto con el ejercicio físico ni me hubiese concedido un par de caprichos culinarios. Pero sobre todo hay que moverse, porque el capricho lo compensas en unas cuantas comidas, pero el ejercicio es irremplazable, caballero. O te mueves, o no hay nutricionista que valga, ni milagro ni aparición mariana que te lo solucione.
Así que voy a tratar de buscarme ese rato diario cuatro veces por semana, y lo haré como homenaje a mí misma, a las esperanzas que tengo puestas en mi voluntad y en mi actitud de mujer-todo-terreno-salta-charcos.
Cómo se notan esos kilos menos, madre mía, y eso que no parecen tantos. Subir escaleras, agacharte a coger cualquier cosa, vestirte, acelerar el paso para no perder el bus, todo es más fácil, todo te sale con menos esfuerzo. Y notarlo, ser consciente de que esa escalera antes parecía más larga, es la medalla secreta que una lleva en el pecho, en silencio, sin compartirla con nadie, pero orgullosamente.
viernes, 25 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
Quinta visita, ahora virtual.
Para ahorrarme el viaje a Madrid y no tener que sumarlo al gasto, ya de por sí alto, del tratamiento, a partir de ahora haré las visitas a través de cámara web y skype. Todo lo cual todavía te deja más la sensación de precio desorbitado, pero últimamente me digo que estoy invirtiendo en mi salud a largo plazo, que esto es algo más que un bikini de verano o una foto bonita de perfil, y que es la mejor inversión posible.
Sigo adelgazando (debo andar por los cinco kilos menos), aunque con el cambio de báscula es difícil determinar exactamente cómo me ha ido desde la última visita, pero he perdido cintura, me estoy poniendo ropa que llevaba en el armario muuchos meses, y he tenido que buscar mis cinturones, que estaban criando polvo por algún rincón.
Lo mejor de todo no es que siga perdiendo peso, a pesar de que he pasado varios días de inactividad total por un problema en una pierna. Lo mejor de todo es cómo estoy perdiendo peso, la forma relajante y amable de perder peso. Eso es lo mejor. En cuanto a deporte, de momento no estoy haciendo más de lo que hacía antes, sólo que antes no me servía para absolutamente nada, y ahora cada minuto de esfuerzo físico parece que juega a mi favor.
A pesar del éxito sigo prevenida, o cómo diría yo, como asustada, como si de repente mi cuerpo fuera a destapar la gran mentira y se fuera a levantar contra mí gritando ¿¿PERO DE VERDAD PENSABAS ADELGAZAR COMIENDO MACARRONES?? pero es sólo una pesadilla pasajera, enseguida vuelvo a tocarme el cinturón y a recordarme que todo va bien, que esto funciona, y que ya puedo ir cambiando el chip, porque si normalizo y acepto como propia esta forma de comer, nunca más volveré a ser una gorda.
Como novedad, ahora además de controlar los bloques de alimentos diarios, tengo que controlar la distribución a lo largo de la semana, por ejemplo, de todos los hidratos de carbono que como, que haya más proporción de pan que de arroz o pasta, cosas así. Espero no volverme loca y acostumbrarme pronto a afinar tanto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)