jueves, 2 de enero de 2014

Año nuevo, kilos menos.

Por fin se acabó la maldita Navidad, ¡debería ser opcional!. Y aunque no he perdido peso en estas fiestas, por lo menos tampoco he engordado, y eso que me he pasado más de lo previsto según el plan del nutricionista. Pero claro, sobre el papel es fácil decir que la guerra será sólo una comida aquí y una cena allá... pero la realidad es que luego hay también batallas menores a todas horas: que si terminas en un bar de tapeo con no sé quién, que si vamos a juntarnos estos y aquellos que hace mucho que no nos vemos... No, no es tan fácil, no se puede evitar todo, ni te puedes tomar una manzanilla y un vaso de agua en todas las ocasiones. Pero menos mal que los días de compensar intercambios han funcionado, y no hay que lamentar pérdidas mortales.

Y a pesar de todo, pasados los jaleos he vuelto con toda normalidad al plan medicadiet, y eso es lo que más me preocupaba. En otras ocasiones, con dietas más restrictivas (de las de pasar hambre, vamos) una vez te sales y vuelves a probar las maravillas culinarias del mundo, no hay quien regrese a la senda del hambre. En este caso, si me apuras estaba hasta deseando volver a comer bien, porque realmente estoy mejor cuando como bien. Voy mejor al baño, me siento más cómoda, las digestiones son más suaves, es mejor para todo. (Y encima pierdo peso...)

Así que no ha sido ningún desastre volver a mi plan, al contrario. Así que tampoco me siento terriblemente culpable por lo que me he salido, a fin de cuentas esto no es una dieta milagro, sino una forma de comer para toda la vida, y si en todos los días del año cuento las comidas "malas" que hago, son una gota de petróleo en el enorme mar azul de la alimentación sana.

Para este año me propongo seguir a tope con mi plan medicadiet, y a ser posible moverme un puntito más de lo que lo hago, y con un puntito más de regularidad. Por favor, Reyes Magos...!

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