La segunda visita a medicadiet ha resultado interesante. Por fin tengo mi plan personalizado de alimentación, y el nutricionista se ha detenido a explicarme cómo funciona el asunto de los intercambios. Un intercambio es como una unidad de alimento, una medida, una ración. Dependiendo del alimento entra más o menos cantidad en el intercambio. Por ejemplo, tres galletas María son un intercambio de hidratos de carbono, pero dos dedos de pan de barra también lo son. Me ha dado un librito para consultar con muchos ejemplos de intercambios, y un diario que debo completar.
Tiene sentido, y hoy que llevo ya tres días poniendo a prueba esto de los intercambios, veo que está lleno de ventajas. Lo primero es que no tienes que repetir eternamente un menú que es siempre el mismo, sino que vas adaptando un menú normal y corriente al número de intercambios para que te cuadre, lo cual hace que en realidad puedas comer casi de todo, poniendo el sentido común por delante (si estás intentando adelgazar, se sobreentiende que debes evitar las grasas a lo bestia, los dulces, en fin...)
La segunda ventaja es que no estoy pasando ni pizca de hambre, eso es así. No sólo es así, es que además en ocasiones me tengo que forzar un poco para completar los intercambios que me tocan, sobre todo en la comida y en la cena, que son una pasada. ¡Si yo apenas cenaba!, y ahora me veo hartándome de comer, a ratos no parece una dieta.
La tercera maravilla es que sí se comen hidratos de carbono, y eso, después de sufrir dietas en las que están prohibidos por decreto, es un paraíso. Poder comer un poco de arroz, o de pasta, aunque no sea más que un puñado, y no sentirte culpable por ello, es alucinante.
Así de repente me está pareciendo un buen plan, y desde luego creo que tiene lo que yo más buscaba: es sostenible. No es una de esas dietas locas e imposibles, es un plan de alimentación que tiene sentido, que ordena todo lo que tienes que comer, lo distribuye a lo largo del día, y no es una condena a muerte, ni te conviertes en una alimaña hambrienta a todas horas.
Me falta coger soltura con el plan, aprender a ser creativa con las pautas de intercambios, y desde luego, he visto claro que necesito cargarme de recetas que me cuadren con el plan y le den vidilla al tema. Creo que gran parte del asunto está en tener recursos culinarios como para comer según lo planeado y a la vez disfrutando de variedad, de platos chulos y ricos. Me voy a poner a ello.
Y por supuesto, falta comprobar si realmente esta locura de hartarse de comer sirve para adelgazar. ¿Será posible? A mí me resulta difícil de creer, ya lo veremos.
Hola, Ana Julia!
ResponderEliminarYo también estoy buscando un nutricionista que valga la pena ya que, al igual que a ti, me sobran 30 kilos. Estaré pendiente de tu blog para ver tus progresos y a ver si yo también me animo.
Hola, Nesty, gracias por tu visita!
EliminarMe alegro que compartas este viaje hacia la salud conmigo, de todas formas las cosas son muy relativas, lo que a otras les funciona puede que a mí no, y al revés, pero como orientación vale la pena tener en cuenta todas las experiencias.